Ethereum, el merge.

Entendiendo un evento histórico para el software y el mundo.

Educación
Ethereum, el merge.

Este mes, en un evento de muchísima cobertura, ocurrió el tal llamado Merge, de Ethereum. La transición de un mecanismo de consenso—la manera en que se validan bloques y otorga seguridad a una red—implica una fusión del protocolo, y primer paso ante una eventual transición desde la prueba de trabajo a la prueba de participación. Aunque este protocolo es fundamentalmente distinto a Bitcoin y por tanto no lo considero una competencia sino una aplicación distinta, creo importante hacer algunas observaciones al respecto.

Existen dos principales tipos de lograr acuerdos—mecanismos de consenso—en el mundo de las criptomonedas. El primero, que hoy en día utiliza Bitcoin y un puñado de otras criptomonedas es la Prueba de Trabajo. En simple, computadores invierten energía—del mundo real—a la red para intentar encontrar un número muy difícil de encontrar pero fácil de verificar. Se prueba que realizaron el trabajo—invirtieron energía.

Bitcoin le paga a personas con dinero escaso para hacer que hagan el trabajo que asegure (la proof of work sirve para mantener la seguridad de la red) el dinero para el beneficio de cualquiera que use ese dinero seguro y escaso.

En segundo lugar, tenemos la prueba de participación—o proof of stake. Este modelo, el que va a utilizar Ethereum es hoy en día la más popular dentro de las denominadas altcoins. En ella, entidades (sean individuos u organizaciones) deben depositar y congelar una cierta cantidad de ETH—la moneda nativa, hoy en día se requieren 32 ETH—lo que le entrega el poder de validar bloques. En lugar de utilizar energía del mundo natural (con todas sus limitaciones), por obra de aleatoriedad y criptomonedas depositadas, los validadores pueden producir bloques y así recibir la recompensa.

Debo confesar que en estricto rigor no me parece algo malo que exista la prueba de participación. Aunque es una repetición del modelo fiat, donde unos pocos (aquellos con capital) tienen el poder de validar bloques y realizar cambios sobre el protocolo, per se no es malo que exista. De la misma manera que una empresa privada tiene su propia estructura de gobernanza, Ethereum está transitando ese mismo camino. Guardo suspicacia con el discurso descentralizador del protoclo—ya que la prueba de participación incentiva la centralización—y las voces que desde ya se escuchan abogando por un cambio parecido en Bitcoin.

Bitcoin busca ser una red monetaria global y neutra, con dinero incensurable y cuyas reglas no se pueden cambiar. Su protocolo viene inexorablemente conectado a las leyes de la física, ya que la Prueba de Trabajo requiere el uso de energía del mundo real. Tal como tú y yo estamos atados a las limitaciones del universo, el protocolo creado por Satoshi también.

Por otro lado, Ethereum busca ser un parque de diversiones desarrollador, con algunas aplicaciones interesantes y el uso de contratos inteligentes. Tal como dijo Vitalik Buterin, su creador, la idea es poder tener mayor flexibilidad en el desarrollo del protocolo, y no estar sujeto a las limitaciones que implica el mundo real.

Existe una segunda razón detrás de este cambio, que es donde rayo la cancha. Se dice que con la prueba de participación, disminuirá el impacto medioambiental de Ethereum en un 99,95%, haciéndolo más sustentable que Bitcoin.

Vivimos en tiempos difíciles. Existen crisis en todas las capas de la sociedad, la principal de aquellas parece ser la medioambiental. Desde las entrañas de esta crisis ha surgido una especie de turba climática, que no entiende bien el uso de la energía. Porque es importante aclarar, el consumo energético por sí sólo no es malo. Todo consume energía, desde los iPhone que cada uno lleva en sus bolsillos, el transporte público, los aviones, y el ejército que muchos consideran necesarios para el correcto funcionamiento de la sociedad. El problema es cuando el consumo energético de otro se convierte en desperdicio, simplemente porque yo no le veo valor.

Ahí hay un punto de inflexión importante. El consumo energético de cualquier cosa es justificable en la medida que uno le encuentre un sentido. Si no le ves valor a una red monetaria que entrega libertad financiera a cualquiera, que permite escapar la opresión monetaria que viven, y protegerse frente a la inflación, cualquier uso de energía no te va a ser justificado. Te invito, antes que nada, que revises tu privilegio financiero, porque hoy existen millones de personas que ven a Bitcoin no como una opción sino una necesidad—no hace más falta que mirar la situación en El Líbano para darnos cuenta de porque Bitcoin.

A diario veo titulares de que Bitcoin va a calentar los océanos, quemar hoyos en la atmósfera, reutilizar plantas de combustibles fósiles y cuanta otra desinformación se les ocurre a algunos. La realidad es otra: este protocolo debería consumir más energía, ya que su minería fomenta la construcción de plantas de energía renovables y la reutilización de energía desperdiciada.

Existen muchos problemas en temas energéticos, que tampoco pretendo entenderlos todos ni entrar a analizarlos en esta edición, sino que nombrar dos principales: el almacenamiento y la distribución de energía producida. Matrices alrededor del mundo sufren con baterías que no son capaces de resguardar por suficiente tiempo la energía—necesitamos, entre otras cosas, más Litio—y siguen estando muy desconectadas, sobre todo con respecto a fuentes renovables.

Bitcoin puede entrar a ser un componente integral de la matriz. Tienes una planta de gas natural cuya matriz no tiene la demanda o almacenamiento necesaria para absorber lo que se envía, y por tanto se debe desechar ese superávit hacia la atmósfera. ¿Por qué no enchufar una granja de mineros y reconvertir esa energía en poder computacional?

Quieres expandir la cantidad de plantas de energía renovada, pero son costosas y la recuperación de inversión puede demorar años. También vemos que—nuevamente, debido a problemas de distribución y almacenamiento—existe un exceso de energía que la red no es capaz de absorber. ¿Por qué no enchufar una granja de mineros y recuperar de manera más rápida la inversión además de utilizar ese exceso energético para agregar poder computacional a la red?

No es un tema, por lo demás, de simple poder computacional y todos los beneficios que conlleva una red como bitcoin. Podemos utilizar ese dinero que generaron los mineros para fomentar la inversión local, construyendo infraestructura básica—calles y escuelas—y mejorando la vida de las localidades donde se instalan esas granjas.

Es muchísimo más profundo el análisis, pero esta es una pincelada para ir entendiendo el rol que puede jugar Bitcoin en la gran crisis energética que vive el planeta. Para sonar contraintuitivo, Bitcoin debería consumir más energía, ya que reutiliza energía desperdiciada que contamina el planeta y entrega los incentivos necesarios—sin subsidios ni coerción estatal—para la expansión de una matriz energética más sustentable.

Volvamos a The Merge. Nada de lo que señalo arriba es posible con un mecanismo de consenso como el Proof of Stake. De lo contario, bancos, instituciones financieras, empresas contaminadoras del planeta pueden comprar una participación en el protocolo y validar los bloques de uno de los protocolos criptográficos más importantes del mundo. Sí, el protocolo mismo tiene una huella energética menor a bitcoin, pero ¿cuáles son los costos escondidos?

Vale la pena aclarar dos puntos antes de terminar. La mezcla energética de Bitcoin no es perfecta y sí, hoy en día existen granjas que utilizan combustibles fósiles y contaminan el medioambiente. La transición es lenta y falta mucho camino por recorrer. Sin embargo, los incentivos están instalados correctamente para buscar esos espacios renovables y fomentar otra manera de utilizar la energía que estamos produciendo.

Por otro lado, el consumo energético per se, no es algo malo. Le pediría a la turba que también reevalue sus prácticas energéticas, y entender que ellos también consumen energía de maneras que otras personas no les parecen correctas y hay que aceptarlo. Cada uno le ve valor a distintas herramientas, y mientras antes aceptemos aquello, antes podremos iniciar las conversaciones adecuadas para una sociedad sana.

La transición de Ethereum la coloca en una posición más de empresa privada, que protocolo descentralizado. De por sí, no es algo malo, pero es algo para tener claro. Está hoy más susceptible a la captura estatal y los dueños de capital, con una red que podría ser censurada y cambiada a los caprichos de aquellos con posiciones privilegiadas.

Existen voces, dentro y fuera del ecosistema Bitcoin que les gustaría cambiar el protocolo, quizás porque entienden que de esta manera lo pueden cooptar y diseñar a su manera, de la manera que están acostumbrados en la sociedad en la que vivimos. Eso es, simplemente, un ataque a la red, y a los beneficios que le trae a todos sus usuarios.

La Prueba de Trabajo es la manera en que separamos al dinero de los grupos de poder, y mantenemos una conexión inquebrantable con las leyes del universo que nos rigen a todos. Gracias a este mecanismo de consenso, hemos logrado resistir ataques una y otras vez, algo que debiésemos celebrar y respetar.


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Pedro Solimano

Pedro Solimano


Soy Pedro, Fundador de La Cadena. Escritor, editor e investigador. Me metí en temas de criptomonedas a principios de 2018, tras darme cuenta de que el sistema financiero tradicional no se alineaba con mis pensamientos políticos. Siempre fui un poco contrario a lo convencional y miraba con mucho escepticismo la información que entregaban los medios y expertos. No soy computín ni financiero de profesión. Me considero humanista. Soy un lector ávido, un escritor próximo a publicar y un curioso de alma. He dedicado—y sigo dedicando—interminables horas a estos temas y pretendo hacerlo por mucho tiempo más.

Esta es una colaboración con el medio independiente La Cadena

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